La crítica a las tradiciones brahmánicas
en la India del siglo Vl y su impacto.
Lía Rodriguez de la Vega
Institución
de pertenencia:
UNLaM, USAL, FIEB
Asignatura o Instituto al que pertenece: Dpto. de
Derecho y Ciencia Política- UNLaM; IDICSO- USAL- y FIEB
Datos del Correo Electrónico: liadelavega@yahoo.com
Las
tradiciones brahmánicas, a partir del siglo Vl AC, recibieron
críticas de distinta procedencia e intensidad. Estas críticas provenían del Jainismo, el Budismo y
los llamados “ Maestros del Error ” ( Purana Kassapa, el negador de la moral; Makkhali Gosala, el determinista; Ajita Kesakambala, el materialista; Pakudha Kachchayana, el atomista; Sañjaya Belatthaputta, el escéptico y Nataputta o Vardhamana Mahavira, precursor
del Jainismo ).
Consideraciones generales:
La gran
cantidad de dioses que puede verse en la realidad diaria
de los hindúes se relaciona a creencia de que todos ellos
no son sino manifestaciones de aquella Única Realidad ya
mencionada: Brahman.
Dentro del Hinduismo conviven distintas corrientes
con posturas diversas en determinados temas. Así, para la corriente Vedanta
de Shankara, la muerte implica la disolución de la personalidad-
que es una máscara, así como el mundo es una ilusión- en
Brahman; la corriente Vedanta
de Ramanuja, se afirma la realidad del mundo y del hombre
y se sostiene que mediante la bhakti ( devoción ), el atman
descubre su esencia divina; el hombre es semejante a Brahman
y no se aniquila en él. Para Madhva, en cambio, hay una
diferencia absoluta entre el Absoluto y el atman, de naturaleza
y de sustancia: el atman no se identificará con Brahman
ni aún después de la salvación.
“ El término brahman es neutro. El absoluto está más allá de […] cualquier característica
individualizadota y limitadora. Es la fuente trascendente
que comprende toda posible virtud y forma. Del Brahman,
del Absoluto, proceden las energías de la naturaleza que
producen nuestro mundo de formas individualizadas, el mundo
de nuestra experiencia empírica.
El Hinduismo reconoce también la existencia
de cuatro castas sociales, cuyo origen se remite a un antiguo
himno védico, el del Rig Veda, X, 90, cuatro fines de la vida
y cuatro etapas en ella. (
Tola y Dragonetti, 1983; Zimmer, 1979 )
Hacia el siglo Vl a.C., en medio de
una acalorada crítica al sistema brahamánico, surge en la
India un personaje que habría de ser el de mayor influencia
en Asia, Buda ( 566-486 a.C. ).
Tras el surgimiento de la figura de Buda y de su Iluminación,
el Budismo atraviesa una serie de etapas en su desarrollo histórico, a saber: 1 ) La etapa
del Budismo primitivo, desde que Buda predica su doctrina
hasta aproximadamente el 350
a.C., en que la primitiva comunidad
budista comienza a dividirse en sectas. La literatura de
este período está
constituida por el Sutrapitaka o “ Canasta de los Sutras
”, colección de los discursos doctrinarios que contendrían,
según la tradición, el pensamiento y la palabra de Buda;
2) la etapa del Budismo Hinayana o del Pequeño Vehículo,
desde el 350
a. C. hasta el l d.C., en que existen,
exclusivamente, las sectas del llamado Budismo Hinayana.
Su literatura está formada por el Abhidharmapitaka o “ Canasta
del Abhidharma ”, colección de textos que contienen la clasificación
de los conceptos y la elaboración y sistematización de doctrinas
del Sutrapitaka y por los tratados de maestros que expusieron
las doctrinas del Abhidharmapitaka; 3 ) la etapa del Budismo
Mahayana o del Gran Vehículo ”, desde el 50 d.C. hasta nuestros
días. Aparecen aquí las sectas del Budismo Mahayana ( las
más importantes de las cuales son la escuela Madhyamika y la escuela Yogachara
) que sostienen doctrinas que se apartan
de las doctrinas sostenidas por el Budismo Hinayana.
Su literatura está dada por
una serie de sutras tardíos que son atribuidos al
mismo Buda y por los tratados de los grandes maestros creadores
de las sectas mahayanistas, tales como Nagarjuna, Vasubandhu
el Viejo, Maitreya, Asanga, etc. ( Tola y Dragonetti, 1978
)
El Budismo, que también registra distintas variantes
y etapas en su desarrollo, señala la
no existencia de un alma individual (en su lugar, lo que
sobrevive al individuo es el “ río
de la conciencia ” o vijñanasrotas) y la no existencia
de un Principio Supremo, cuyo lugar está ocupado aquí por
el Vacío (en cuanto se sostiene que la verdadera naturaleza
de las cosas es la inexistencia de ser propio). El hombre
se reduce aquí a un conjunto de dharmas insustanciales e
impermanentes, sin ningún principio inalterable tras ellos.
Plantea también la existencia del samsara, de manera que
se da la paradoja de un ciclo de transmigraciones sin que
haya algo que migre.
El Budismo sostiene entre sus postulados fundamentales,
el anaditva, la creencia en el samsara y el karman, coincidentemente
con el Hinduismo y, al igual que éste cree que es posible
romper la cadena de reencarnaciones recurriendo a doctrinas
y prácticas salvíficas que él propone, alcanzando la liberación
(aquí llamada “ nirvana ”).
Otro de los postulados fundamentales es la de
la Pratityasamutpada o teoría del Surgimiento Condicionado,
cadena causal de doce miembros que explican el surgimiento
del nacimiento, la muerte y el sufrimiento humano.
. Anaditva
Esta
teoría es fundamental en la cultura de la
India. Muchas escuelas conciben al Principio
Supremo y a la realidad empírica o samsara como carentes
de inicio, contrapuestos entre sí cuya diferencia principal
radica en el hecho de que la realidad empírica puede ser
abolida mientras que el Principio Supremo no puede serlo.
Encontramos
esta teoría ya desarrollada en las Upanishads, de las que,
como ejemplo, mencionaremos el epíteto de anadi
( “ sin comienzo ” ), referido tanto a Brahman como al atman,
el de aja ( “
no nacido ” ), etc.
. Samsara
De
igual manera sucede con la en el samsara, que resulta un elemento central de la cultura india.
Considerando que no aparece mencionada en el Rig Veda, podría
pensarse que esta no era una creencia de los indo-europeos
que invadieron la India sino de los pueblos aborígenes.
De todas maneras, en los textos cronológicamente posteriores
al Rig Veda, los Brahmanas y Upanishads esta creencia aparece
ya desarrollada, compartiendo la cualidad de anaditva. Así,
la serie de reencarnaciones que el atman ha tenido en el
pasado, no ha tenido comienzo no tendrá fin, salvo que se
haga uso de los métodos salvíficos que cada sistema propone.
Objeciones
La
primera gran diferencia
u objeción que parece plantearse es, desde
el Budismo, la negación de un alma humana, permanente e
inalterable, en oposición al concepto de atman, idéntico
al Absoluto ( Brahman ).
En
tal sentido, como sabemos, el término atman ( ó attan )
designa al alma individual, concebida así no solamente por
el Hinduismo sino también por los Jainas y otras escuelas.
Este atman, tiene las características de sustancia permanente,
absoluta y trascendente y es idéntica al alma universal,
el Absoluto o Braman, por ello, fundamento y última realidad
de todo.
Para
el Budismo, en cambio, el individuo es un conjunto de dharmas insustanciales
e impermanentes, sin ningún principio inalterable tras ellos.
Sin embargo, esta concepción budista de la inexistencia
de un alma no representa una contradicción con la otra creencia
sostenida al mismo tiempo, de la transmigración ( aunque
pudiera señalarse la paradoja de transmigración sin transmigrador
) puesto que ante la no existencia de una sustancia, en su lugar, lo que sobrevive al individuo es el
llamado “ río de la conciencia ” o vijñanasrotas.
Una segunda objeción aparece con el principio de Ahimsa ( no violencia ), que
contrapone la norma budista de no matar seres vivos con
la práctica brahmánica de sacrificar seres vivos.
Para
el Budismo, Ahimsa representa uno de los diez preceptos
y el primer elemento de su disciplina moral ( sila ). Es
la primera norma que debe cumplir un bhikkhu. Cabe aquí señalar que, en el contexto
budista, la Ahimsa puede ser relacionada con otras actitudes
propiciadas dentro de la misma doctrina, entre ellas: Adhimukti
( apertura mental, receptividad ), la tolerancia ( dado
que la intolerancia recorta la libertad individual y va
acompañada, casi siempre, de agresividad ) y principios
tales como el de la interdependencia universal. Sin embargo, hay que destacar que el Budismo,
en su progreso hacia la pureza y la Iluminación, privilegiará
no los hechos sino las actitudes que asumimos ante ellos,
la vigilia moral.
Tanto
para el Budismo como para el Jainismo, matar o causar daño
a los seres vivos se consideraba malsano e inmoral porque
provocaba un mal karma y porque todos los seres vivos y
conscientes tienen el mismo miedo a la muerte y rechazo
al dolor que nosotros. Pero, en la India antigua, se consideraba
seres vivos y conscientes no sólo a los hombres y animales
sino también a las plantas y semillas e incluso al agua
y la tierra. Así, solamente
los ascetas mendicantes o religiosos podían evitar hacer
daño al vivir, por ejemplo, de limosnas, pero los laicos
no tenían esa posibilidad. Aún así, el énfasis mayor parece
haberse puesto en los seres individuales, especialmente
los animales y en el daño directo o el dar muerte.
Es
a partir del Budismo y su prédica de no- violencia que Ahimsa
queda incorporado a la cultura de la India y, dado que la Etica en el Budismo tiene
un papel de enorme importancia, Ahimsa aparece mencionada,
por ejemplo, entre otras cualidades, en el texto del Dhammapada,
en varias estrofas, los Jatakas, el Udana, etc., incluso el Gita
Govinda, menciona a Buda como uno de los avataras del dios
Vishnu que se opone a los sacrificios prescriptos por los
Veda.
Hoy,
el Hinduismo considera a ahimsa (no violencia), la
virtud más elevada. “ Ahimsa es abstención de himsa, o violencia,
que es causa de dolor y sufrimiento en las criaturas conscientes,
hombres o animales…
“
En los asramas, o ermitaños del bosque, prevalecía un espíritu
de cordialidad hacia los hombres y los animales. Pero no
podemos decir que las Escrituras hindúes nos exijan evitar
en absoluto el uso de la fuerza. La concepción hindú no
defiende obstinadamente un ideal alejado de nuestras posibilidades,
aunque condena todos los compromisos. Lo divino no se encuentra
separado de la vida común.[…] El uso injustificable de la
fuerza es lo que constituye la violencia.”
La
oposición a la violencia no es una condición física, sino
una actitud mental de amor…Es ausencia de malicia y odio
”. ( Rhadakrishnan, 1955 ) La oposición a la violencia
como estado mental es diferente del hecho de no oponer resistencia.
Es ausencia de malicia y odio. […] Si el bienestar humano
es el bien supremo, la paz y la guerra son buenas en la
medida en que contribuyan a él. No podemos decir que la
violencia sea un mal en sí mismo. […] No en todos los casos
el fin de la lucha es la destrucción. […] Una operación
quirúrgica causa dolor al paciente, pero se la debe realizar
para salvar su vida. Toda la diferencia estriba en que se
trate del cuchillo del cirujano o el del asesino.
En
un mundo imperfecto, en el que no todos los hombres son
santos, hay que usar la fuerza para mantener al mundo en
marcha. [… ], en Kali Yuga, La Edad de Hierro, cuando los
hombres han caído del dharma, la fuerza es indispensable
[… ]En las condiciones actuales el uso de la fuerza es necesario
para detener al turbulento, proteger al desvalido y guardar
el orden entre los hombres y entre los grupos …La fuerza
no es la que hace la ley, sino que sirve a la ley. Dharma,
o sea el derecho, es el principio gobernante y la fuerza
contribuye al cumplimiento de sus decretos”.
“
Las Escrituras hindúes ensalzan la oposición a la violencia
como el deber supremo; pero indican las ocasiones en que
se permite el alejamiento de este principio. ”
“
La oposición a la violencia es la cúspide de la valentía.
Y en mi propia experiencia no he tenido dificultad de demostrar
a los hombres, entrenados en la escuela de la violencia,
la superioridad de la oposición a la violencia. Como cobarde,
que lo fui durante años, yo profesaba esa violencia. Empecé
a apreciar la oposición a la violencia sólo cuando comencé
a liberarme de la cobardía.”
“
Mi credo de oposición a la violencia es una fuerza extremadamente
activa. No tiene lugar para la cobardía ni aún para la debilidad.
Puede haber esperanza de que un hombre violento algún día
se oponga a la violencia, pero no la hay para un cobarde.
Por ello he dicho más de una vez en estas páginas que si
no sabemos cómo defendernos a nosotros mismos, a nuestras
mujeres y a nuestros lugares de culto por la fuerza del
sufrimiento, es decir, por la oposición a la violencia,
debemos, si somos hombres, ser por lo menos capaces de defender
todo esto luchando. ”
“
El mundo no está enteramente gobernado por la lógica. La
vida misma implica algo de violencia y tenemos que elegir
el camino de la menor violencia. ”
Una
tercera objeción es aquella relacionada a que hay también, en el Budismo,
el relegamiento del lugar de las divinidades brahmánicas
y de ellas mismas. El Budismo no niega la existencia de
Dioses, de manera que acepta los dioses del Hinduismo como
Indra tanto como las divinidades inferiores como los Yakshas,
Ghandharvas, etc.
El
panteón budista se iría enriqueciendo con distintas divinidades
propias de los países a donde llegaba y otras que fue creando
la especulación posterior, al igual que aquellos seres especiales
que, en el curso del desarrollo del Budismo, va haciendo
surgir la piedad de los fieles budistas, como Amitabha,
Amitayus, Avalokiteshvara, Maitreya, todos ellos bodhisattvas,
objetos de culto, que desempeñaron un importante rol en
el Budismo Mahayana.
Así,
aún cuando el Canon Pali menciona muchas veces a los diferentes
dioses, ellos tienen, en el Budismo, un papel secundario
en tanto no han creado el mundo, no pueden cambiar el orden
cósmico, no pueden concederle al hombre una determinada
reencarnación buena o mala y menos aún la obtención del
Nirvana, ya que todo esto depende únicamente del la fuerza
del Karman. Sin embargo, en su deslucido papel, los dioses
pueden ayudar al hombre concediéndole ciertos bienes o librándolo
de peligros, darle buen consejo, colaborar con la ley moral
de la retribución de los actos, etc.
Los
dioses del Budismo se distinguen especialmente por estar
sometidos al principio de la causalidad, siendo un conglomerado
de diversos factores transitorios y estando sometidos a
la ley del Karman y, por lo tanto al samsara o ciclo de
reencarnaciones.
Han nacido como dioses, en razón de
sus virtudes y dejarán de serlo cuando termine el mérito
acumulado de sus obras. De hecho no solamente los dioses
pueden renacer como hombre, animal, etc. sino que cualquiera
puede encarnar como un dios en razón de sus méritos.
El Budismo
incluso, llega a presentar a los Dioses como inferiores
a los Arhants ( quienes han conseguido la liberación a través
de la realización de las enseñanzas de Buda ). Así, en la
estrofa 94 del Dhammapada, se plantea que los Dioses sienten
envidia del Arhant, al igual que el Udana 7. ( “ Las exclamaciones
de Sakka, Señor de los dioses ” ).
De
esta manera, podemos decir que el Budismo no es ateo, en
tanto contempla la existencia de Dioses, pero sí lo es en
tanto no acepta la existencia de un ser supremo, eterno
e inalterable.
Sin
embargo, resulta necesario aclarar que también en las Brahmanes
y Upanishads se da este deslucimiento de los Dioses y la
reducción de su poder, al igual que en el Budismo y, en
ambos casos, se eleva a un plano muy superior, una noción
abstracta, que en el caso de los Brahmanes y Upanishads
es la noción de Brahman y en el caso del Budismo es la noción
de Nirvana.
La
cuarta objeción
que mencionaremos, se refiere al hecho de que la prédica
budista del dharma o moral general para todos los seres
se opone a la noción de svadharma o moral propia de cada
casta sostenida por el Brahmanismo, a la cual
cada uno debe atenerse.
Así,
el Budismo da por sentado el sistema de castas propugnado
por el Brahmanismo, pero lo transgrede en tanto Buda considera
que la jerarquía de la sociedad no debe estar dada por el
nacimiento sino por el desarrollo moral de cada uno. Cuestiona
también la cualidad de brahman por cuanto sostiene que nos
es brahman quien nace en una familia brahmánica sino aquél
que se distingue por sus cualidades morales.
Su
prédica de una moral única para todos los hombres se opone
al concepto de svadharma o moral propia de cada casta, sostenido
por el Brahmanismo.
Aún
así, Buda adopta el término brahman
para designar a aquel que ha desarrollado los valores
perseguidos por el Budismo, pero le da a este término un
contenido muy distinto.
Consideraciones finales
El
siglo Vl A. C. constituyó una época de gran efervescencia
intelectual en la India y representó un enorme cuestionamiento
de prácticas brahmánicas que constituían tradiciones. En
tal contexto surgieron y se desarrollaron algunas de las
corrientes más importantes de la India ( tales como el Jainismo
y el Budismo ) y se cimentaron cambios que el Hinduismo
experimentaría en su desarrollo posterior ( como el afianzamiento
de la idea de ahimsa ) e influirían en la cultura de la
India, en general .
Muestra
de ello habrían de ser la figura del Mahatma Gandhi, su
accionar y la puesta en práctica de aquel principio de Ahimsa,
la inspiración del surgimiento de los movimientos de los
Dalits ( “ Intocables
” )- en tanto el Budismo rechaza las castas-, que llegan
hoy a distintos foros internacionales, como la Conferencia Mundial
contra el Racismo y la Discriminación, llevada a cabo en
Durban, Sudáfrica, en 200
, la conversión de cientos de miles de hindúes al
Budismo, junto a Bhimrao Ramji Ambedkar (1891-1956), accionar que, además, continúa hasta
nuestros días, como señal de protesta y refugio a la terrible
discriminación social que enfrentan e incluso los actos
de violencia que sufren a manos de castas más altas ( cabe
señalar aquí que hay también conversiones al Cristianismo
), etc.
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