Análisis
discursivo de un periódico de inmigrantes para la reflexión
de los fenómenos de frontera cultural entre Japón y Argentina
Pablo
Gavirati
GEEA
- IIGG
Resumen
La ponencia presenta algunas reflexiones
presentes en la realización de mi tesis de licenciatura
de la carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA) sobre el periódico Argentin Djijo
de la colectividad japonesa en Argentina durante la Segunda Guerra mundial.
El trabajo parte de una breve reseña histórica de las formaciones
ideológicas dominantes entre las esferas gubernamentales
del nacionalismo militarista japonés y de la restauración
conservadora argentina surgidas a partir de la crisis de
la hegomonía liberal en la década de 1930.
Se discutirá entonces el discurso de la publicación estudiada como una propuesta
enunciativa de mediación que se posiciona en una zona de
frontera cultural, en un contexto político complejo como
el del conflicto bélico. Para ello, asumimos que los fenómenos
migratorios presentan diversas características que permiten
establecer hipótesis sobre las relaciones interculturales,
que pueden mencionarse como experiencias que confluyen en
el proceso actual de mundialización y reconfiguración del
Estado – Nacional, en el que los medios de comunicación
juegan un rol protagónico.
Introducción
¿Cuál es la frontera entre
Argentina y Japón? Si la pregunta se contesta desde la concepción
estrictamente teritorial, la respuesta es obvia: ninguna.
No existe una cercanía geográfica espacial entre los dos
países que pueda configurar una zona de intercambio de ningún
tipo, ni social ni cultural. Solo si ampliamos la perspectiva
para entender la frontera como concepto- metáfora
podemos establecer la hipótesis de que la comunidad nikkei
es una zona fronteriza entre estas dos naciones.
Esta ponencia busca realizar
una pequeña contribución en este sentido, desde la perspectiva
de considerar a los estudios migratorios como un campo en
el cual indagar la temática de las relaciones interculturales.
En particular, este trabajo recoge algunas reflexiones relativas
al avance de investigación sobre las formaciones ideológicas
presentes en la colectividad japonesa de preguerra. Para
ello, la tesina de la licenciatura en ciencias de la comunicación
analizó el corpus de la sección en castellano del periódico
Argentin Djijo (Argentin Djijo), en el periodo correspondiente
a la segunda guerra mundial. La hipótesis de trabajo es
que este periódico realiza un trabajo de mediación para
que las elites porteñas comprendan el sentido de la política
japonesa, sobre todo la de relaciones internacionales.
Para ello, realizaremos
primero un breve apartado teórico – metodológico, donde
expondremos los lineamientos de la herramienta utilizada;
luego haremos un resumen de los antecedentes bibliográficos
más importantes acerca de la colectividad japonesa en Argentina
de preguerra; más adelante expondremos algunos ejemplos
del análisis discursivo del corpus periodístico; y concluiremos
con algunas consideraciones acerca del carácter de frontera
cultural de un medio de comunicación.
Metodología
El texto, estudiado por la semiótica, se convierte
en discurso. En el pasaje, encontramos la teoría condensada
por Eliseo Verón en su obra La semiosis social que nos permite estudiar la producción
del sentido a través de materialidades textuales accesibles
al investigador. De esta forma, se pretende abordar el corpus
periodístico seleccionado para, a partir de allí, encontrar
marcas que se conviertan en huellas tanto de las condiciones
productivas como receptivas de aquel discurso.
En especial, se prestará
atención a los procesos que apunten a las dinámicas de las
formaciones ideológicas. Este concepto elaborado por Michel
Pecheux puede pensarse como una mediación entre el andamiaje
más metodológico de Verón y el más teórico de Althusser.
Para el primero, lo ideológico está presente en las operaciones
que condensan gramáticas productivas de un discurso. Para el segundo, la ideología es un
sistema de representaciones con un determinado papel histórico
– social.
Utilizaremos
entonces el concepto de formación ideológica para referirnos
a una gramática discursiva situada en un contexto histórico,
social y político. Las formaciones ideológicas vinculan
de este modo formaciones sociales con formaciones discursivas.
Pecheux desarrolla el término en la idea de una "formación ideológica históricamente concreta". En este sentido, también es necesario incluir la
obra de Stuart Hall, en el sentido
de que los condicionamientos ideológicos están presentes
tanto en el análisis de las clases sociales, como de las
naciones, las etnias y los géneros. Es decir que las formaciones ideológicas
influyen en todo tipo de relaciones, y aquí cabe mencionar
que el concepto de frontera cultural debe incorporar las
reflexiones aquí planteadas, lo cual desarrollaremos más
adelante.
El análisis discursivo se completa con otras herramientas
metodológicas, como la distinción que realiza Steinberg
entre los aspectos retóricos, temáticos y enunciativos de
un discurso. Sobre todo, este último aspecto puede
asumirse como un resumen de las otras instancias, y en nuestro caso remite especialmente
al lugar social de un medio de comunicación, a través del
concepto del contrato de lectura. A su vez, retomamos los trabajos
de Borrat, para ser concientes del rol del periódico como
actor político, que es sobre todo importante considerando
el contexto de conflictividad de la segunda guerra mundial.
Antecedentes
en el campo académico
Este trabajo se nutre de un proyecto de investigación
desarrollado desde el 2005 acerca de las identidades discursivas
de los jóvenes inmigrantes japoneses en Argentina en el
período 1930 - 1945. En particular, resulta útil el relevamiento
del estado del arte sobre la historia de esta colectividad,
que se relacionó con una lectura bibliográfica de las formaciones
ideológicas de la Argentina y el Japón de
la época. En síntesis, la postura asumida consiste en que
las coincidencias discursivas encontradas, particularmente
en la visión del extranjero oriental de la sociedad bonaerense,
permitió una relativa buena adaptación de los inmigrantes,
que en algunos casos desarrollaron identidades discursivas
ambiguas, en el sentido de híbridas entre ambos modelos
nacionales.
Si volvemos a la consideración de las formaciones
ideológicas, diremos que las mismas revelan la preponderancia
de la institución del Ejército, que es consistente con la
crisis de las democracias liberales. En Japón, podemos hablar
tanto de un gobierno ultranacionalista o de un regimen militarista
que substituyó la experiencia política de la democracia
Taisho. En Argentina, el golpe de estado nacionalista de
1930 cedió paso a la democracia del fraude patriótico, en
la que los conservadore en el poder buscaron mostrarse siempre
respetuosos de las instituciones republicanas, aunque detuvieron
la participación extendida de la Ley Sáenz Peña. Estas consideraciones son imprescindibles
para interpretar el rol histórico del Argentin Djijo, en
tanto que describen los discursos que conformaban el aire
de época.
Si bien existe una gran variedad de bibliografía
sobre este periodo histórico, que es sobre todo conocida
en el ámbito de un congreso de estudios asiáticos, creo
que es más pertinente para este trabajo una referencia a
la obra An intellectual History of Wartime Japan
de Tsurumi. En ella se explica como se preparó al pueblo
para la
Guerra de los 15 años, a través de la utilización
de la insularidad cultural y del kokutai, el cuerpo de la
nación, cuya cabeza visible era el Emperador. Sobre la diferencia
entre la etapa de formación del Estado Nación y la primera
parte del Showa, el autor explica: “El culto nacional exotérico
al final aplastó el culto esotérico, y el diseño original
de los arquitectos de Meiji colapsó”.
A su vez, la creciente modernización implicó un gran
crecimiento demográfico y un proceso de urbanización, que
tuvieron como consecuencia un excedente poblacional que,
cuando no fue dirigido a los campos de batalla, se marchó
–a veces, con el propósito de eludir este destino, pero
fundamentalmente para buscar un futuro mejor- al exterior
del país. El fenómeno de la inmigración japonesa en Argentina
tuvo relevancia social en la entreguerra, donde comienzan
a aparecer las complejidades que Onaha señala, aunque aún así solo alcanzó el número
de siete mil personas en 1940.
Por ello, considerando
que la inmigración
es uno de los fenómenos más importantes de relación intercultural, es notable que el estudio de las comunidades
asiáticas debe enfocarse desde una metodología cualitativa,
que permita lograr el enunciado de Laumounier:
“Para configurar la identidad total del país se quiere conocer
ahora cada uno de los elementos que lo componen”. En ese sentido, la idea de Marcelo Higa
de que “la aceptación de los japoneses se desarrolló en
un marco que denominaremos de `prejuicio positivo´, dentro
de las pautas y los límites originales impuestos por los
sectores dominantes” de la sociedad argentina, es una de las más importantes. Puesto
que, si la imagen de limpieza fue capitalizada por el tintorero,
el ambiente general creado por el japonismo entre las elites pudo ser trabajado a nivel discursivo
por los propios grupos letrados de la colectividad japonesa
en Argentina.
Corpus y análisis
Argentin Djijo fue uno de los periódicos más importantes
de la colectividad japonesa en Argentina.
Comenzó sus actividades el 25 de mayo de 1924 y 15 años
más adelante apareció el suplemento en castellano, coordinado
por el periodista Yoshio Shinya. El periódico no fue cerrado
sino hasta la tardía declaración de guerra de Argentina
a los países del Eje, en marzo del 1945. Fue así como los
residentes japoneses pudieron tener medios de comunicación
que hasta muy desarrollado el conflicto bélico los mantuvieran
informados de los hechos, aunque por supuesto, como este
trabajo discute, la pretendida objetividad periodística
fue descuidada.
Ya desde la primera editorial
de la “sección Española”, titulada “Adelante”, quedaban
en claro los propósitos del Argentin Djijo:
“Las relaciones argentino – japonesas
han sido siempre cordiales y cada vez más estrechas, porque
la mutua simpatía y recíroca admiración que existe entre
ambos pueblos son tan leales como espontáneas. La magnánima
hospitalidad argentina es reconocida con gratitud por todos
los residentes japoneses en la
República y debidamente aperciada [sic]
por el gobierno y pueblo del Imperio, los cuales, a su vez,
profesan viva admiración por este país aún joven que, dotado
de grandes condiciones, posee cualidades salientes dignas
de todo respeto.
Mas es indudable, también, que tenemos todavía mucho, pero mucho
que hacer para que los argentinos y joponeses [así en el
original] se conozcan unos a otros como realmente son. Todo
trabajo tendiente al acercamiento y mejor conocimiento entre
los pueblos es conveniente y útil, no solo bajo el punto
de vista del interés económico, sinó para vincularlos espiritualmente
y fundar la amistad verdadera entre las naciones que así
llegarán algún día a la realización de la ansiada paz sobre
la tierra”.
Como puede apreciarse hasta este
punto, existe una relación paradójica entre la “simpatía”
que ya se profesan Argentina y Japón”, y la “verdadera amistad”
que tienen que conseguir las naciones. Sin embargo, esta
apareciación tiene que ver con las características que tiene
todo contrato de lectura, puesto que apunta a un público con determinados
valores, al que se le ofrece contribuir a desarrollarlos.
Tal es así, que la segunda parte se encarga de explicitar
los tres segmentos a los que apuntará la sección:
“Para iniciar este número la modesta sección Española, que esperamos
mejorar y ampliar en la medida que nuestros recursos lo
permitan, el Argentin Djijo (léase Yijó) se proponer labrar
con toda su dedicación, aportando su parte, al mayor acercamiento
argentino – japonés
Nuestro campo de acción es limitado, pues como es notorio el número
total de los residentes japoneses apenas pasan de 5 mil;
pero al inaugurar esta sección castellana la dedicamos principalmente
a los pequeños argentinos, hijos de japoneses, quienes poco
o nada saben de las csas del país de sus padres, con certeza
de que ellos podrán servir de intermediarios para comunicar
sus conocimientos a sus amigos y compañeros argentinos.
Dedicamosla también a los argentinos amigos del Japón que
aquí abundan, que leerán y cooperarán directa o indirectamente
en la tarea nuestra de divulgación cultural que está inspirada
en el noble ideal arriba mencionado.
Saludamos, asimismo, a todos los colegas del periodismo argentino,
cuyo progreso maravilloso admiramos, participándoles de
esta nueva iniciativa de EL ARGENTINO YIJO, el semanario
japonés más antiguo de esta Capital que desde hoy les ofrece
la facilidad de vinculación, llevando una sección en idioma
español, en vez de serlo todo [en japonés como hasta ahora]”.
En sus páginas, la temática de los logros japoneses
en la guerra, sumada a la retórica de la pedagogía para
explicar los motivos de Japón, conllevan una enunciación
consecuentemente de “japones en Argentina”. Entre los puntos
más importantes en que esto aparece, podemos destacar que
Argentin Djijo considera en su línea editorial lo siguiente:
1) Es necesario explicar
el sistema gubernamental de “monarquía constitucional” de
Japón, que es tildado por algunos medios de la época como
“totalitario”.
2) Es siempre útil expresar
la “verdad” sobre las razones de la guerra “santa” para
lograr un Asia unida, civilizada, próspera y en paz
3) En el nuevo mundo que
está surgiendo con un orden más justo, Argentina ocupará
un lugar en América como el que Japón tiene en Asia
Respecto al punto uno,
el argumento explica que debemos observar la tradición cultural
japonesa, por ejemplo la figura del samurai, para poder
hablar sobre la realidad de este punto. Así, siguiendo siempre
la línea argumental del periódico, los medios argentinos
deben tener cuidado cuando tratan noticias sobre la situación
política del este asiático. Por ello, puede entenderse la
crítica:
“Es
realmente lamentable que un diario de primer orden en la Argentina no conozca aún
la verdadera naturaleza de la cultura japonesa tan altamente
estimada en todas partes del mundo”.
En este sentido, si recordamos
que la hipótesis de trabajo consiste en que el Argentin
Djijo funcionó con un rol de mediador, veremos que su política
editorial buscaba influir entre las elites porteñas. Por
ello, fijaba su atención sobre todo en las publicaciones
de La
Nación y La
Prensa, cuyos artículos contradecía a veces.
Entre las huellas del discurso estudiado, entonces, encontramos
también presentes otras textualidades periodísticas, que
funcionan como condiciones de producción pero que no están
articuladas en una gramática de operaciones, como puede
ser la siguiente.
Así, sobre el punto dos,
podemos decir que para Argentin Djijo la guerra del hoy
es por la paz del futuro, una vez que se haga justicia y
se acaben con las ambiciones del imperialismo angloamericano.
Un fragmento es claro sobre el pensamiento del periódico:
“El Japón está luchando, sacrificando
su propia existencia contra el imperialismo angloamericano
que pretende seguir dominando el Asia como hasta ahora,
privando a los pueblos de toda libertad, manteniéndolos
en condición de esclavitud, sólo para alimentar sus intereses
egoístas (...).
De
esta guerra saldrá un mundo mejor, que no será nacista,
ni fascista ni democrática demogógica reinante, sino de
principios de justicia universal que sostiene el Japón”.
En este sentido, podemos afirmar que
la posición política del medio adhiere a la concepción de
Japón como un centro del mundo, poseedor de este universalismo
expresado en la justicia que puede traer en el orden del
mundo. Las huellas de este discurso remiten sí a una gramática
productiva mucho mayor, y sistematizada, que pueden encontrarse
en las formaciones ideológicas del militarismo o ultranacionalismo
japonés de la Guerra de los 15 años, en
la que el país es una de los países imperialistas en pugna.
Para continuar con este análisis resumido
del discurso del Argentin Djijo, podemos decir que la concepción
del rol de Japón en el mundo estaba acompañada por un paralelismo
del lugar de Argentina.
“La Argentina ocupa en la actualidad
una posición envidiable en el concierto de las naciones.
Su política tradicional de la paz y concordia, respetuosa
de las leyes y principios vigentes, amante de la justicia
y de la paz, animada de los mejores deseos para con todas
las naciones amigas, cultiva su amistad con sinceridad,
sin ninguna intención oculta, razón por la cual ejerce una
influencia poderosa en los congresos internacionales.
“La Argentina, que marcha hoy
a la cabeza de las naciones latinoamericanas, está destinada
a ocupar un lugar predominante en las relaciones internacionales
mundiales”.
Se puede apreciar, en este punto, que la modalidad pedagógica se une en
este punto con una discursividad más persuasiva, que intenta
seducir al lector para incorporarlo a un nosotros inclusivo
cercano a “los líderes del nuevo mundo”. En este marco,
los inmigrantes japoneses, llamados por el diario “residentes
nipones”, ocupan un lugar de embajadores cotidianos, que
son interpelados por funcionarios diplómaticos para ser
buenos súbditos del Emperador en la
Argentina. La Guerra del Pacífico motiva
la publicación de algunos artículos, en los que se manifiesta
que las relaciones de amistad deben seguir. Por ello se explica la apuesta porque
la Argentina se adhiera a la política externa japonesa,
manteniendo la neutralidad en el conflicto bélico, sin ceder
a las presiones de los Estados Unidos.
El último fragmento intenta sintetizar la línea argumentativa del medio,
que se refiere a “La cultura del pueblo japonés”:
“(...)
es la esencia de la civilización peculiar de la nación que
supo mantenerla viva y activa a través de 2600 años en constante
evolución, adaptando las enseñanzas del progreso pero conservando
los principios fundamentales de su propia tradición (...).
amalgamando
lo mejor de las dos grandes civilizacione que otrora se
creyeron inconfundibles, el Japón ha producido en este siglo
una nueva civilización que está llamada [a] ser general
en todo el mundo como única y mundial para el futuro.
El
espíritu caballeresco del Japón es la tradición ética del
pueblo nipón. El soldado japonés es, ante todo un caballero:
lo más honoroso [sic] que hay en la tierra del cerezo en
flor”.
Seguramente, aquí puedan reconocerse huellas de la formación ideológica
del Nihonjinron, como una gran gramática discursiva que
habla sobre la particularidad única del Japón, y que será “general en todo el mundo
como única y mundial para el futuro”. La cultura que puede
adaptar los progresos modernos y occidentales a la tradición
oriental y nativa, como en el caso de los samurai y del
bushido, que sería el código ético que guiaba al ejército
japonés en su guerra santa. Pero lo cierto es que la eficacia
simbólica del Nihonjinron consiste en la capacidad de tener
una retórica atractiva para los admiradores de la cultura
artística de este país, tal y como lo constata la corriente
del japonismo.
En esta circulación de sentidos aparece la mediación ejercida por el Argentin
Djijo, en donde se reproduce formaciones ideológicas japonesas
ligadas al Nihonjinron de la guerra de los 15 años, a la
idea del Kokutai, y por lo tanto a la utilización de la
tradición cultural con fines políticos. Pero también, en
la mención de elementos culturales encontramos huellas del
japonismo, la manera en que las elites occidentales se embelezaron
por la producción artística de este país exótico.
La enunciación de mediación tiene así un rol político, cercanos
a los intereses de la colectividad, un punto clave cuando
hablamos de un discurso de frontera.
Conclusiones
“La preocupación fue antes
sobre territorios que sobre fronteras. Así, en rigor, la
invisibilidad de las zonas fronterizas no sólo se tradujo
en la dificultad para captar los procesos de mezcla, sino
también en las alianzas y los confictos entre grupos sociales
en contacto”, así señala Grimson en un libro compilado sobre
fronteras culturales la dificultad académica de estudiar
este fenómeno. Necesariamente, esta conceptualización
refiere al campo de la comunicación intercultural, en donde deben considerarse culturas
e identidades trasnacionales. En este sentido, la introducción del
término de lo niqueyeño, como nueva creación (inter)cultural
que podría definir un horizonte de sentido para la comunidad
actual de descendientes de japoneses en la Argentina con otros integrantes
de las distintas instituciones de la colectividad puede
servir como marco de referencia para las reflexiones académicas.
Por ello, me gustaría reforzar la concepción de frontera
como zona, como área, como espacio; porque en estas características
también se diferencia del límite, la línea, la división.
En la teoría de los conjuntos, la frontera sería la intersección,
en la que confluyen propiedades de uno y otro mundo cultural.
Estas coincidencias, por supuesto, van más allá de algún
u otro elemento entendidos como meros integrantes de un
conjunto. Por supuesto que es así, pero este trabajo enfatiza
su mirada en algunas gramáticas productivas que se entrecruzan
y se conforman en un discurso de frontera.
Si se me permite una consideración epistemológica,
realizaré una que apunta a la fundamentación misma de realizar
estudios como especialistas sobre un país en particular. Por un lado, porque cuando realizamos
el etiquetado de un producto como japonés, como puede
ser el ejemplo del anime, corremos el riesgo de obviar que
la circulación de sentidos es más fuerte de lo que muchas
veces podemos preveer: aún del ukiyo-e que influyó en el
impresionismo, si se hipotetiza sobre las posibles relaciones
de esta corriente artística con la caricatura, la nueva
forma de dibujar que se independizó en el comic, y la adaptación
de este género en el anime, en el que adviene también directamente
la tradicional popular urbana del ukiyo-e.
Por otro lado, en el mismo gesto de investigar Japón
desde Argentina encontramos una indagación, aunque sea implícita,
de las relaciones inter-nacionales. Como se dice
del género, que restringe y posibilita, también un límite
puede separar y unir; en este caso la demarcación de los
estados nacionales imprime una acción real y simbólica sobre
los pueblos y los territorios, que es de alguna manera condición
de producción insoslayable para la investigación científica.
No obstante, planteo que esto es, tal vez, irremediablemente
así si se investiga al país desde el mismo país, pero indagar
una nación desde el otro lado del mundo, implica per
se un nuevo abordaje, que asumimos con mayor o menor
conciencia. Ese es el desafío y la riqueza potencial de
nuestros estudios.
En este sentido, quisiera pensarme como un investigador
de frontera, en este caso entre Argentina y Japón, pero
no solo cuando evidentemente el sujeto- objeto de estudio
contenga en sí esta característica. Sino que, en este sentido,
el enfoque de indagar a un otro desde cualquier disciplina
académica, precisa asumir una reflexión que es más propia
de la antropología, cuando se debatió en su historia disciplinar
en dejar de investigar a ese otro- “incivilizado” para pasar
a entender la otredad en toda su relevancia, aún en las
relaciones norte-norte entre Estados Unidos y Europa, aún
a los mismos ciudadanos de su sociedad.
La relación es entonces que podemos decir que el
Argentin Djijo fue un diario de frontera, tal vez más cercano
a una formación ideológica predominante del Japón de ese
entonces, pero también fuertemente influido por condiciones
discursivas de la
Argentina. En este sentido, la enunciación
que tenía como objetivo la mediación puede entenderse como
un proceso trasnacional, que no se puede comprender si no
se evocan las realidades de ambas naciones. Por supuesto,
el investigador argentino podrá pensar a priori que para
trabajar sobre el corpus en cuestión es necesario relevar
la bibliografía de la historia japonesa, pero esto es así
porque en su formación ya posee los conocimientos necesarios
sobre el pasado argentino.
En
este punto, quisiera entonces advertir también que la investigación
empírica a través del análisis discursivo de los medios
de comunicación pueden ofrecer una accesibilidad considerable
a los crecientes procesos de mundialización de la cultura.
Si bien es cierto que la mayoría responden solo a algunos
grupos sociales y que trabajan en el marco de un estado
– nación, no solo periódicos de inmigrantes sino también
los dispositivos de las nuevas tecnologías digitales pueden
pensar nuevas lógicas que asuman en sí los fenómenos de
lo intercultural, con sus implicancias políticas.
Para finalizar, considero que los estudios migratorios
tienen un gran potencial en el estudio de las relaciones
interculturales, e invitan a ampliar la perspectiva de las
ciencias sociales, que no suelen ser solo enfocadas desde
una disciplina, sino que también tienen sus límites muchas
veces en los que impone un Estado - Nación. Por lo tanto,
los estudios asiáticos o africanos, aunque parezca paradójico,
no creo que estén condenados a definir su existencia
por la adopción de un objeto de estudio definido por su
región, sino que por el contrario pueden ir más allá de
estos condicionantes para no depender de ellos.
Así podremos hablar, tal vez, de cuál es la frontera
entre Japón y Argentina.
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