Análisis discursivo de un periódico de inmigrantes para la reflexión de los fenómenos de frontera cultural entre Japón y Argentina

Pablo Gavirati

GEEA - IIGG

 

 

Resumen

 

            La ponencia presenta algunas reflexiones presentes en la realización de mi tesis de licenciatura de la carrera de Ciencias de la Comunicación (UBA) sobre el periódico Argentin Djijo de la colectividad japonesa en Argentina durante la Segunda Guerra mundial. El trabajo parte de una breve reseña histórica de las formaciones ideológicas dominantes entre las esferas gubernamentales del nacionalismo militarista japonés y de la restauración conservadora argentina surgidas a partir de la crisis de la hegomonía liberal en la década de 1930.

Se discutirá entonces el discurso de la publicación estudiada como una propuesta enunciativa de mediación que se posiciona en una zona de frontera cultural, en un contexto político complejo como el del conflicto bélico. Para ello, asumimos que los fenómenos migratorios presentan diversas características que permiten establecer hipótesis sobre las relaciones interculturales, que pueden mencionarse como experiencias que confluyen en el proceso actual de mundialización y reconfiguración del Estado – Nacional, en el que los medios de comunicación juegan un rol protagónico.

 

 

 

 

Introducción

 

¿Cuál es la frontera entre Argentina y Japón? Si la pregunta se contesta desde la concepción estrictamente teritorial, la respuesta es obvia: ninguna. No existe una cercanía geográfica espacial entre los dos países que pueda configurar una zona de intercambio de ningún tipo, ni social ni cultural. Solo si ampliamos la perspectiva para entender la frontera como concepto- metáfora podemos establecer la hipótesis de que la comunidad nikkei es una zona fronteriza entre estas dos naciones.

Esta ponencia busca realizar una pequeña contribución en este sentido, desde la perspectiva de considerar a los estudios migratorios como un campo en el cual indagar la temática de las relaciones interculturales. En particular, este trabajo recoge algunas reflexiones relativas al avance de investigación sobre las formaciones ideológicas presentes en la colectividad japonesa de preguerra. Para ello, la tesina de la licenciatura en ciencias de la comunicación analizó el corpus de la sección en castellano del periódico Argentin Djijo (Argentin Djijo), en el periodo correspondiente a la segunda guerra mundial. La hipótesis de trabajo es que este periódico realiza un trabajo de mediación para que las elites porteñas comprendan el sentido de la política japonesa, sobre todo la de relaciones internacionales.

Para ello, realizaremos primero un breve apartado teórico – metodológico, donde expondremos los lineamientos de la herramienta utilizada; luego haremos un resumen de los antecedentes bibliográficos más importantes acerca de la colectividad japonesa en Argentina de preguerra; más adelante expondremos algunos ejemplos del análisis discursivo del corpus periodístico; y concluiremos con algunas consideraciones acerca del carácter de frontera cultural de un medio de comunicación.

 

Metodología

 

            El texto, estudiado por la semiótica, se convierte en discurso. En el pasaje, encontramos la teoría condensada por Eliseo Verón en su obra La semiosis social [1] que nos permite estudiar la producción del sentido a través de materialidades textuales accesibles al investigador. De esta forma, se pretende abordar el corpus periodístico seleccionado para, a partir de allí, encontrar marcas que se conviertan en huellas tanto de las condiciones productivas como receptivas de aquel discurso.

En especial, se prestará atención a los procesos que apunten a las dinámicas de las formaciones ideológicas. Este concepto elaborado por Michel Pecheux puede pensarse como una mediación entre el andamiaje más metodológico de Verón y el más teórico de Althusser. Para el primero, lo ideológico está presente en las operaciones que condensan gramáticas productivas de un discurso [2] . Para el segundo, la ideología es un sistema de representaciones con un determinado papel histórico – social [3] .

Utilizaremos entonces el concepto de formación ideológica para referirnos a una gramática discursiva situada en un contexto histórico, social y político. Las formaciones ideológicas vinculan de este modo formaciones sociales con formaciones discursivas. Pecheux desarrolla el término en la idea de una "formación ideológica históricamente concreta" [4] . En este sentido, también es necesario incluir la obra de Stuart Hall, en el sentido de que los condicionamientos ideológicos están presentes tanto en el análisis de las clases sociales, como de las naciones, las etnias y los géneros [5] . Es decir que las formaciones ideológicas influyen en todo tipo de relaciones, y aquí cabe mencionar que el concepto de frontera cultural debe incorporar las reflexiones aquí planteadas, lo cual desarrollaremos más adelante.

            El análisis discursivo se completa con otras herramientas metodológicas, como la distinción que realiza Steinberg entre los aspectos retóricos, temáticos y enunciativos de un discurso [6] . Sobre todo, este último aspecto puede asumirse como un resumen de las otras instancias [7] , y en nuestro caso remite especialmente al lugar social de un medio de comunicación, a través del concepto del contrato de lectura [8] . A su vez, retomamos los trabajos de Borrat, para ser concientes del rol del periódico como actor político [9] , que es sobre todo importante considerando el contexto de conflictividad de la segunda guerra mundial.

 

Antecedentes en el campo académico

 

            Este trabajo se nutre de un proyecto de investigación desarrollado desde el 2005 acerca de las identidades discursivas de los jóvenes inmigrantes japoneses en Argentina en el período 1930 - 1945 [10] . En particular, resulta útil el relevamiento del estado del arte sobre la historia de esta colectividad, que se relacionó con una lectura bibliográfica de las formaciones ideológicas de la Argentina y el Japón de la época. En síntesis, la postura asumida consiste en que las coincidencias discursivas encontradas, particularmente en la visión del extranjero oriental de la sociedad bonaerense, permitió una relativa buena adaptación de los inmigrantes, que en algunos casos desarrollaron identidades discursivas ambiguas, en el sentido de híbridas entre ambos modelos nacionales [11] .

            Si volvemos a la consideración de las formaciones ideológicas, diremos que las mismas revelan la preponderancia de la institución del Ejército, que es consistente con la crisis de las democracias liberales. En Japón, podemos hablar tanto de un gobierno ultranacionalista o de un regimen militarista que substituyó la experiencia política de la democracia Taisho. En Argentina, el golpe de estado nacionalista de 1930 cedió paso a la democracia del fraude patriótico, en la que los conservadore en el poder buscaron mostrarse siempre respetuosos de las instituciones republicanas, aunque detuvieron la participación extendida de la Ley Sáenz Peña. Estas consideraciones son imprescindibles para interpretar el rol histórico del Argentin Djijo, en tanto que describen los discursos que conformaban el aire de época [12] .

            Si bien existe una gran variedad de bibliografía sobre este periodo histórico, que es sobre todo conocida en el ámbito de un congreso de estudios asiáticos, creo que es más pertinente para este trabajo una referencia a la obra An intellectual History of Wartime Japan de Tsurumi. En ella se explica como se preparó al pueblo para la Guerra de los 15 años, a través de la utilización de la insularidad cultural y del kokutai, el cuerpo de la nación, cuya cabeza visible era el Emperador. Sobre la diferencia entre la etapa de formación del Estado Nación y la primera parte del Showa, el autor explica: “El culto nacional exotérico al final aplastó el culto esotérico, y el diseño original de los arquitectos de Meiji colapsó” [13] .

            A su vez, la creciente modernización implicó un gran crecimiento demográfico y un proceso de urbanización, que tuvieron como consecuencia un excedente poblacional que, cuando no fue dirigido a los campos de batalla, se marchó –a veces, con el propósito de eludir este destino, pero fundamentalmente para buscar un futuro mejor- al exterior del país. El fenómeno de la inmigración japonesa en Argentina tuvo relevancia social en la entreguerra, donde comienzan a aparecer las complejidades que Onaha señala [14] , aunque aún así solo alcanzó el número de siete mil personas en 1940 [15] .

Por ello, considerando que la inmigración es uno de los fenómenos más importantes de relación intercultural [16] , es notable que el estudio de las comunidades asiáticas debe enfocarse desde una metodología cualitativa, que permita lograr el enunciado de Laumounier: “Para configurar la identidad total del país se quiere conocer ahora cada uno de los elementos que lo componen” [17] . En ese sentido, la idea de Marcelo Higa de que “la aceptación de los japoneses se desarrolló en un marco que denominaremos de `prejuicio positivo´, dentro de las pautas y los límites originales impuestos por los sectores dominantes” de la sociedad argentina [18] , es una de las más importantes. Puesto que, si la imagen de limpieza fue capitalizada por el tintorero, el ambiente general creado por el japonismo entre las elites [19] pudo ser trabajado a nivel discursivo por los propios grupos letrados de la colectividad japonesa en Argentina.

 

Corpus y análisis

 

            Argentin Djijo fue uno de los periódicos más importantes de la colectividad japonesa en Argentina. Comenzó sus actividades el 25 de mayo de 1924 y 15 años más adelante apareció el suplemento en castellano, coordinado por el periodista Yoshio Shinya. El periódico no fue cerrado sino hasta la tardía declaración de guerra de Argentina a los países del Eje, en marzo del 1945. Fue así como los residentes japoneses pudieron tener medios de comunicación que hasta muy desarrollado el conflicto bélico los mantuvieran informados de los hechos, aunque por supuesto, como este trabajo discute, la pretendida objetividad periodística fue descuidada.

Ya desde la primera editorial de la “sección Española”, titulada “Adelante”, quedaban en claro los propósitos del Argentin Djijo:

 

“Las relaciones argentino – japonesas han sido siempre cordiales y cada vez más estrechas, porque la mutua simpatía y recíroca admiración que existe entre ambos pueblos son tan leales como espontáneas. La magnánima hospitalidad argentina es reconocida con gratitud por todos los residentes japoneses en la República y debidamente aperciada [sic] por el gobierno y pueblo del Imperio, los cuales, a su vez, profesan viva admiración por este país aún joven que, dotado de grandes condiciones, posee cualidades salientes dignas de todo respeto.

      Mas es indudable, también, que tenemos todavía mucho, pero mucho que hacer para que los argentinos y joponeses [así en el original] se conozcan unos a otros como realmente son. Todo trabajo tendiente al acercamiento y mejor conocimiento entre los pueblos es conveniente y útil, no solo bajo el punto de vista del interés económico, sinó para vincularlos espiritualmente y fundar la amistad verdadera entre las naciones que así llegarán algún día a la realización de la ansiada paz sobre la tierra” [20] .

 

Como puede apreciarse hasta este punto, existe una relación paradójica entre la “simpatía” que ya se profesan Argentina y Japón”, y la “verdadera amistad” que tienen que conseguir las naciones. Sin embargo, esta apareciación tiene que ver con las características que tiene todo contrato de lectura [21] , puesto que apunta a un público con determinados valores, al que se le ofrece contribuir a desarrollarlos. Tal es así, que la segunda parte se encarga de explicitar los tres segmentos a los que apuntará la sección:

 

      “Para iniciar este número la modesta sección Española, que esperamos mejorar y ampliar en la medida que nuestros recursos lo permitan, el Argentin Djijo (léase Yijó) se proponer labrar con toda su dedicación, aportando su parte, al mayor acercamiento argentino – japonés

      Nuestro campo de acción es limitado, pues como es notorio el número total de los residentes japoneses apenas pasan de 5 mil; pero al inaugurar esta sección castellana la dedicamos principalmente a los pequeños argentinos, hijos de japoneses, quienes poco o nada saben de las csas del país de sus padres, con certeza de que ellos podrán servir de intermediarios para comunicar sus conocimientos a sus amigos y compañeros argentinos. Dedicamosla también a los argentinos amigos del Japón que aquí abundan, que leerán y cooperarán directa o indirectamente en la tarea nuestra de divulgación cultural que está inspirada en el noble ideal arriba mencionado.

      Saludamos, asimismo, a todos los colegas del periodismo argentino, cuyo progreso maravilloso admiramos, participándoles de esta nueva iniciativa de EL ARGENTINO YIJO, el semanario japonés más antiguo de esta Capital que desde hoy les ofrece la facilidad de vinculación, llevando una sección en idioma español, en vez de serlo todo [en japonés como hasta ahora]” [22] .

 

            En sus páginas, la temática de los logros japoneses en la guerra, sumada a la retórica de la pedagogía para explicar los motivos de Japón, conllevan una enunciación consecuentemente de “japones en Argentina”. Entre los puntos más importantes en que esto aparece, podemos destacar que Argentin Djijo considera en su línea editorial lo siguiente:

1) Es necesario explicar el sistema gubernamental de “monarquía constitucional” de Japón, que es tildado por algunos medios de la época como “totalitario”.

2) Es siempre útil expresar la “verdad” sobre las razones de la guerra “santa” para lograr un Asia unida, civilizada, próspera y en paz

3) En el nuevo mundo que está surgiendo con un orden más justo, Argentina ocupará un lugar en América como el que Japón tiene en Asia

Respecto al punto uno, el argumento explica que debemos observar la tradición cultural japonesa, por ejemplo la figura del samurai, para poder hablar sobre la realidad de este punto. Así, siguiendo siempre la línea argumental del periódico, los medios argentinos deben tener cuidado cuando tratan noticias sobre la situación política del este asiático. Por ello, puede entenderse la crítica:

 

“Es realmente lamentable que un diario de primer orden en la Argentina no conozca aún la verdadera naturaleza de la cultura japonesa tan altamente estimada en todas partes del mundo” [23] .

 

En este sentido, si recordamos que la hipótesis de trabajo consiste en que el Argentin Djijo funcionó con un rol de mediador, veremos que su política editorial buscaba influir entre las elites porteñas. Por ello, fijaba su atención sobre todo en las publicaciones de La Nación y La Prensa, cuyos artículos contradecía a veces. Entre las huellas del discurso estudiado, entonces, encontramos también presentes otras textualidades periodísticas, que funcionan como condiciones de producción pero que no están articuladas en una gramática de operaciones, como puede ser la siguiente.

Así, sobre el punto dos, podemos decir que para Argentin Djijo la guerra del hoy es por la paz del futuro, una vez que se haga justicia y se acaben con las ambiciones del imperialismo angloamericano. Un fragmento es claro sobre el pensamiento del periódico:

 

El Japón está luchando, sacrificando su propia existencia contra el imperialismo angloamericano que pretende seguir dominando el Asia como hasta ahora, privando a los pueblos de toda libertad, manteniéndolos en condición de esclavitud, sólo para alimentar sus intereses egoístas (...).

De esta guerra saldrá un mundo mejor, que no será nacista, ni fascista ni democrática demogógica reinante, sino de principios de justicia universal que sostiene el Japón” [24] .

 

            En este sentido, podemos afirmar que la posición política del medio adhiere a la concepción de Japón como un centro del mundo, poseedor de este universalismo expresado en la justicia que puede traer en el orden del mundo. Las huellas de este discurso remiten sí a una gramática productiva mucho mayor, y sistematizada, que pueden encontrarse en las formaciones ideológicas del militarismo o ultranacionalismo japonés [25] de la Guerra de los 15 años, en la que el país es una de los países imperialistas en pugna.

            Para continuar con este análisis resumido del discurso del Argentin Djijo, podemos decir que la concepción del rol de Japón en el mundo estaba acompañada por un paralelismo del lugar de Argentina.

 

La Argentina ocupa en la actualidad una posición envidiable en el concierto de las naciones. Su política tradicional de la paz y concordia, respetuosa de las leyes y principios vigentes, amante de la justicia y de la paz, animada de los mejores deseos para con todas las naciones amigas, cultiva su amistad con sinceridad, sin ninguna intención oculta, razón por la cual ejerce una influencia poderosa en los congresos internacionales.

La Argentina, que marcha hoy a la cabeza de las naciones latinoamericanas, está destinada a ocupar un lugar predominante en las relaciones internacionales mundiales” [26] .

 

Se puede apreciar, en este punto, que la modalidad pedagógica se une en este punto con una discursividad más persuasiva, que intenta seducir al lector para incorporarlo a un nosotros inclusivo cercano a “los líderes del nuevo mundo”. En este marco, los inmigrantes japoneses, llamados por el diario “residentes nipones”, ocupan un lugar de embajadores cotidianos, que son interpelados por funcionarios diplómaticos para ser buenos súbditos del Emperador en la Argentina. La Guerra del Pacífico motiva la publicación de algunos artículos, en los que se manifiesta que las relaciones de amistad deben seguir [27] . Por ello se explica la apuesta porque la Argentina se adhiera a la política externa japonesa, manteniendo la neutralidad en el conflicto bélico, sin ceder a las presiones de los Estados Unidos.

El último fragmento intenta sintetizar la línea argumentativa del medio, que se refiere a “La cultura del pueblo japonés”:

 

“(...) es la esencia de la civilización peculiar de la nación que supo mantenerla viva y activa a través de 2600 años en constante evolución, adaptando las enseñanzas del progreso pero conservando los principios fundamentales de su propia tradición (...).

amalgamando lo mejor de las dos grandes civilizacione que otrora se creyeron inconfundibles, el Japón ha producido en este siglo una nueva civilización que está llamada [a] ser general en todo el mundo como única y mundial para el futuro.

El espíritu caballeresco del Japón es la tradición ética del pueblo nipón. El soldado japonés es, ante todo un caballero: lo más honoroso [sic] que hay en la tierra del cerezo en flor” [28] .

 

Seguramente, aquí puedan reconocerse huellas de la formación ideológica del Nihonjinron, como una gran gramática discursiva que habla sobre la particularidad única del Japón [29] , y que será “general en todo el mundo como única y mundial para el futuro”. La cultura que puede adaptar los progresos modernos y occidentales a la tradición oriental y nativa, como en el caso de los samurai y del bushido, que sería el código ético que guiaba al ejército japonés en su guerra santa. Pero lo cierto es que la eficacia simbólica del Nihonjinron consiste en la capacidad de tener una retórica atractiva para los admiradores de la cultura artística de este país, tal y como lo constata la corriente del japonismo.

En esta circulación de sentidos aparece la mediación ejercida por el Argentin Djijo, en donde se reproduce formaciones ideológicas japonesas ligadas al Nihonjinron de la guerra de los 15 años, a la idea del Kokutai, y por lo tanto a la utilización de la tradición cultural con fines políticos. Pero también, en la mención de elementos culturales encontramos huellas del japonismo, la manera en que las elites occidentales se embelezaron por la producción artística de este país exótico. La enunciación de mediación tiene así un rol político, cercanos a los intereses de la colectividad, un punto clave cuando hablamos de un discurso de frontera.

 

Conclusiones

 

“La preocupación fue antes sobre territorios que sobre fronteras. Así, en rigor, la invisibilidad de las zonas fronterizas no sólo se tradujo en la dificultad para captar los procesos de mezcla, sino también en las alianzas y los confictos entre grupos sociales en contacto”, así señala Grimson en un libro compilado sobre fronteras culturales la dificultad académica de estudiar este fenómeno [30] . Necesariamente, esta conceptualización refiere al campo de la comunicación intercultural [31] , en donde deben considerarse culturas e identidades trasnacionales [32] . En este sentido, la introducción del término de lo niqueyeño, como nueva creación (inter)cultural que podría definir un horizonte de sentido para la comunidad actual de descendientes de japoneses en la Argentina con otros integrantes de las distintas instituciones de la colectividad puede servir como marco de referencia para las reflexiones académicas.

            Por ello, me gustaría reforzar la concepción de frontera como zona, como área, como espacio; porque en estas características también se diferencia del límite, la línea, la división. En la teoría de los conjuntos, la frontera sería la intersección, en la que confluyen propiedades de uno y otro mundo cultural. Estas coincidencias, por supuesto, van más allá de algún u otro elemento entendidos como meros integrantes de un conjunto. Por supuesto que es así, pero este trabajo enfatiza su mirada en algunas gramáticas productivas que se entrecruzan y se conforman en un discurso de frontera.

            Si se me permite una consideración epistemológica, realizaré una que apunta a la fundamentación misma de realizar estudios como especialistas sobre un país en particular [33] . Por un lado, porque cuando realizamos el etiquetado de un producto como japonés, como puede ser el ejemplo del anime, corremos el riesgo de obviar que la circulación de sentidos es más fuerte de lo que muchas veces podemos preveer: aún del ukiyo-e que influyó en el impresionismo, si se hipotetiza sobre las posibles relaciones de esta corriente artística con la caricatura, la nueva forma de dibujar que se independizó en el comic, y la adaptación de este género en el anime, en el que adviene también directamente la tradicional popular urbana del ukiyo-e [34] .

            Por otro lado, en el mismo gesto de investigar Japón desde Argentina encontramos una indagación, aunque sea implícita, de las relaciones inter-nacionales. Como se dice del género, que restringe y posibilita, también un límite puede separar y unir; en este caso la demarcación de los estados nacionales imprime una acción real y simbólica sobre los pueblos y los territorios, que es de alguna manera condición de producción insoslayable para la investigación científica. No obstante, planteo que esto es, tal vez, irremediablemente así si se investiga al país desde el mismo país, pero indagar una nación desde el otro lado del mundo, implica per se un nuevo abordaje, que asumimos con mayor o menor conciencia. Ese es el desafío y la riqueza potencial de nuestros estudios.

            En este sentido, quisiera pensarme como un investigador de frontera, en este caso entre Argentina y Japón, pero no solo cuando evidentemente el sujeto- objeto de estudio contenga en sí esta característica. Sino que, en este sentido, el enfoque de indagar a un otro desde cualquier disciplina académica, precisa asumir una reflexión que es más propia de la antropología, cuando se debatió en su historia disciplinar en dejar de investigar a ese otro- “incivilizado” para pasar a entender la otredad en toda su relevancia, aún en las relaciones norte-norte entre Estados Unidos y Europa, aún a los mismos ciudadanos de su sociedad.

            La relación es entonces que podemos decir que el Argentin Djijo fue un diario de frontera, tal vez más cercano a una formación ideológica predominante del Japón de ese entonces, pero también fuertemente influido por condiciones discursivas de la Argentina. En este sentido, la enunciación que tenía como objetivo la mediación puede entenderse como un proceso trasnacional, que no se puede comprender si no se evocan las realidades de ambas naciones. Por supuesto, el investigador argentino podrá pensar a priori que para trabajar sobre el corpus en cuestión es necesario relevar la bibliografía de la historia japonesa, pero esto es así porque en su formación ya posee los conocimientos necesarios sobre el pasado argentino.

            En este punto, quisiera entonces advertir también que la investigación empírica a través del análisis discursivo de los medios de comunicación pueden ofrecer una accesibilidad considerable a los crecientes procesos de mundialización de la cultura. Si bien es cierto que la mayoría responden solo a algunos grupos sociales y que trabajan en el marco de un estado – nación, no solo periódicos de inmigrantes sino también los dispositivos de las nuevas tecnologías digitales pueden pensar nuevas lógicas que asuman en sí los fenómenos de lo intercultural, con sus implicancias políticas.

            Para finalizar, considero que los estudios migratorios tienen un gran potencial en el estudio de las relaciones interculturales, e invitan a ampliar la perspectiva de las ciencias sociales, que no suelen ser solo enfocadas desde una disciplina, sino que también tienen sus límites muchas veces en los que impone un Estado - Nación. Por lo tanto, los estudios asiáticos o africanos, aunque parezca paradójico, no creo que estén condenados a definir su existencia por la adopción de un objeto de estudio definido por su región, sino que por el contrario pueden ir más allá de estos condicionantes para no depender de ellos.

            Así podremos hablar, tal vez, de cuál es la frontera entre Japón y Argentina.

           


 

 

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Corpus:

Argentin Djijo, Archivo periodístico de 1939 a 1945.



[1] Particularmente en el capítulo “El sentido como producción discursiva”, en el cual se escribió la famosa sentencia “analizando productos apuntamos a procesos”, p.124.

[2]   Para Verón, una ideología “no es más que una gramática de producción. O, más bien: una familia de gramáticas”. En “Semiosis de lo ideológico y del poder”, p. 26. 

[3] Althusser, afirma en “Marxismo y Humanismo” que “una ideología es un sistema (que posee su lógica y su rigor propios) de representaciones (imágenes, mitos, ideas o conceptos según los casos), dotados de una existencia y de un papel históricos en el seno de una sociedad dada”.  

[4] Pecheux, Micheal, “El mecanismo del reconocimiento ideológico”.

[5] Hall, “Significado, representación, ideología: Althusser y los debates posestructuralistas”.

[6] Steinberg, O., Semiótica de los medios masivos.

[7]   “El análisis enunciativo (...) se presenta como lógicamente posterior al retórico y temático, que contribuyen a informarlo pero son diferenciables entre sí”. Steinberg, Op. Cit., p. 45.

[8] “La relación entre un soporte y su lectura reponsa sobre lo que llamaremos el contrato de lectura (...). El nivel de la enunciación concierne a las modalidades del decir” en Verón, “El análisis del `contrato de lectura´, un nuevo método para los estudios de posicionamiento de los soportes de los media”.

[9] Borrat, Héctor, El periódico actor político.

[10] Gavirati y Tanaka, “República e Imperio. La identidad del inmigrante japonés en la Argentina 1930- 1945”.

[11] Gavirati y Tanaka, “Entre súbdito y ciudadano. ¿Identidad intercultural del inmigrante japonés de preguerra   en Argentina?”.

[12] Es necesario también incorporar una referencia al trabajo de Gregory Kasza The state and the mass media in Japan 1918- 1945 que demuestra como el gobierno japonés, a través de diversos mecanismos jurídicos y de hecho, influyó en los contenidos de la información que se podía difundir en el país, especialmente en los últimos años de guerra. Esta reproducción del discurso oficial es una condición productiva importante en la consideración de nuestro análisis particular.

[13] La traducción es mía; la frase original en inglés es: “The exoteric national cult had in the end overwhelmed the esoteric cult, and the original design of the Meiji architects collapsed”. Tsurumi, An Intellectual History of Wartime Japan, p. 30.

[14] Japoneses en Argentina y nikkei argentinos en Japón: El rol de la identidad nacional y étnica en el proceso de integración de los nikkei argentinos en Okinawa”,

[15] “La colectividad estaba compuesta por algo más de 7.200 personas, si nos atenemos a las cifras de un estudio realizado por el Consulado del Japón en octubre de 1940, según el cual vivían 7.095 japoneses en el país. A ellos debemos sumarles las 129 personas ingresadas hasta 1941 inclusive, de acuerdo con datos del Ministerio de Asuntos Exteriores”. FANA, Historia del Inmigrante Japonés en Argentina,Tomo II, p. 17. La crifa de 7.095 inmigrantes en 1940 es la que adopta Higa (op. cit), en la tabla 4 de la p. 490.

[16] Ford, Resto del mundo, p. 22.

[17] Laumonier:, I. , “La colectividad japonesa: una ruptura, una adaptación”,  p. 7

[18] Higa, “Inmigrantes de otros puertos: los japoneses en Buenos Aires hacia 1910”, p. 312.

[19] “A partir de la guerra [ruso-japonesa, de 1904/5], las noticias y los comentarios periodísticos suelen presentar a Japón como un país que, aunque todavía exótico, paradójicamente comienza a incorporarse al concierto de naciones `civilizadas´ en virtud de los progresos de su `occidentalización´. Esta imagen, aunque contradictoria, refleja un ambiente relativamente positivo hacia lo japonés (como la moda japonista incorporada desde París), que posteriormente se trasladará en quienes lo corporizaron, es decir, los inmigrantes”. Higa, “Desarrollo histórico de la inmigración japonesa en Argentina hasta la Segunda Guerra Mundial”, p. 477.

[20] Argentin Djijo, “Adelante”, 8/12/1939.

[21] Verón, “El análisis del `contrato de lectura´, un nuevo método para los estudios de posicionamiento de los soportes de los media”.

[22] Ibidem.

[23] Argentin Djijo, “Dudar de la caballerosidad de Japón es ofender su honor”, 6 de marzo de 1942.

[24] Argentin Djijo, “El triunfo de la verdad”, 1º de marzo de 1942.

[25] Es interesante la compilación de textos de Ivan Morris, en Japan 1937- 1945, Militarism, Fascism, Japanism?

[26] Argentin Djijo, “Por la argentinidad”, 27 de septiembre de 1941.

[27] Argentin Djijo, “Amistad Argentino Japonesa”, 25 de octubre de 1942.

[28] Argentin Djijo, “La cultura del pueblo japonés”, 27 de marzo de 1942.

[29] Una crítica al discurso Nihonjinron en el marco de un estudio sobre la mundialización de la cultura puede encontrarse en el libro de Renato Ortiz Lo próximo y lo distante.

[30] Grimson, “Introducción ¿Fronteras políticas versus fronteras culturales?”, p. 15.

[31] Entre otros, es desarrollada en La Comunicación Intercultural de Rodrigo Alsina.

[32] “Se trata de una identidad unida a dos territorios nacionales, y que tiene que enfrentarse constantemente con las políticas púbicas e intereses de grupos y aparatos de poder divergentes”. Sprandel, Marcia, “Brasiguayos, Una identidad de frontera y sus transformaciones”, p. 320. Para el caso de una comunidad asiática, Mera habla de una identidad de diáspora en “Migración coreana: identidades entre desplazamientos y anclajes”.

[33] En este sentido, continuamos la reflexión planteada por Iadevito en “Problemas de teoría y método. Especificidades de una mirada latinoamericana sobre Asia”. Allí la autora plantea que esta perspectiva “supone un modo particular de mirar, estudiar, analizar e interpretar” que discuta la visión europea y norteamericana sobre Asia.

[34] Sobre este último punto, se recomienda la lectura de Amaury García: Cultura popular y grabado en Japón.

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