Bárbara Inés
Bavoleo
Becaria CONICET,
IIGG-FSOC-UBA
barbarabavoleo@yahoo.com.ar
Trayectoria histórica de la sociedad civil en Corea
El concepto de sociedad civil emerge en Europa en el
momento en que aquellos que controlaban los medios de producción
capitalista deciden acceder al poder. La búsqueda de poder
político constituía una relación o espacio en el cual la
burguesía y sus aliados negociaban una identidad compartida
y acceso a la política. Esta noción de sociedad civil burguesa
versus Estado se instaló en la retórica
política europea para describir la confrontación entre fuerzas
sociales y poder estatal y es por ello que el término sociedad
civil tiende a referirse a una esfera separada y a su vez
independiente del poder del Estado.
A pesar de que
este concepto surge en circunstancias históricas específicas,
su significado ha variado en función del contexto temporal,
espacial e intelectual. Las diferencias culturales, institucionales
e históricas en la naturaleza de la sociedad civil devienen
de divergencias tradicionales entre los conceptos europeos
y confucianos, y es justamente esta diversidad la que debe
tenerse en cuenta para reemplazar el enfoque universalista
occidental por uno que permita estudiar las formas incipientes
de sociedad civil en su propio contexto histórico.
Con este fin, se trazará sucintamente el desarrollo de
la sociedad civil en Corea, enfocándonos en sus características
y su recorrido propios a partir de la dinastía Choson, culminando en el periodo actual donde la sociedad civil coreana aparece
como el principal motor en el camino hacia la consecución
de una democracia participativa.
Confucianismo en el origen de la sociedad civil
El origen de la sociedad civil coreana puede situarse
en la última de las dinastías, Choson (1392-1910), pues allí es donde emerge por primera vez una entidad social
separada vis-á-vis del Estado, y que lleva a cabo
una función de mediación entre éste y las comunidades.
Aunque discutida, esta aseveración se basa en reconocer
dos grupos, con funciones diferenciadas, dentro de los eruditos
confucianos de la época: los letrados burócratas y los letrados
del interior o sarim.
Este último grupo estaba compuesto por aquellos que habían
sido educados en la currícula pertinente y que no habían
sido reclutados como oficiales públicos o se habían negado
a ello. Básicamente, eran individuos que ejercían su rol
de líderes basándose en una autoridad espiritual, como opuesta
a una autoridad política, que derivaba de su estatus de
hombres versados en las enseñanzas confucianas. Durante
la dinastía Choson, cuando un número considerable de eruditos
destacados se negaron a ocupar cargos públicos, se reforzó
la tendencia a respetar más a los sarim que a los burócratas como líderes sociales.
Con el paso del tiempo, los letrados del interior, llegaron
a conformar varias organizaciones, tales como agencias locales,
a través de las cuales podían ejercer su rol de guías “espirituales”.
Estas organizaciones de gobierno local de los letrados canalizaban
sus esfuerzos por conducir a las comunidades hacia la moralidad
definida en términos confucianos. La mayoría de los asuntos
internos quedaban en manos de estas agencias, ya que el
oficial enviado por el gobierno sólo se encargaba de asuntos
que tuvieran relevancia a escala nacional como, por ejemplo,
la recaudación de impuestos o la impartición de justicia.
Además de estas agencias locales y de la redacción de
códigos de conducta para las aldeas, los sarim,
establecieron asociaciones de asistencia mutua, academias
privadas y se encargaron de monitorear el poder de los lazos
de parentesco en las comunidades locales y, aún más importante,
todos ellos se reservaron el derecho a peticionar directamente
ante el rey. Es justamente este derecho el que se destaca
como facilitador del mantenimiento de la autonomía existente
entre la comunidad de letrados del interior y la burocracia
estatal.
Normalmente las peticiones se realizaban de manera colectiva
entre varios letrados e involucraban aspectos económicos,
políticos, sociales, educacionales y diplomáticos, entre
otros, e incluso si
las demandas comprendían temas nacionales, se conformaba
una red denominadas pungdang, cuya característica era la de
ser una especie de asociación voluntaria creada en torno
a un tema específico o una creencia particular a través de la cual se influenciaba al Estado.
Estas actividades o patrones de participación se cimentaban
en el accionar de grupos o comunidades más que en individuos
o intereses privados, por lo tanto el nacimiento de la sociedad
civil que podemos encontrar en Corea tradicional no está
relacionado con las instituciones del capitalismo, el individualismo
o los derechos de propiedad sino con la profundización del
bienestar comunitario según los preceptos confucianos.
Supresión y re-aparición de la sociedad civil
Este embrión de sociedad civil surgido en épocas de la
dinastía Choson, desafortunadamente fue destruido y severamente
reprimido por el gobierno colonial japonés desde 1910 hasta
1945. Las políticas de estado, prohibitivas
de cualquier tipo de asociación, fueron respaldadas por
una extensa red de fuerzas policiales y de seguridad que
permitieron prevenir, contener y suprimir actividades civiles
autónomas.
La llegada del gobierno provisional de los Estados Unidos
y la Guerra
de Corea mantuvieron la prohibición de actividades políticas
en la población con el subterfugio de la amenaza de avance
de la ideología comunista.
Los gobiernos militares que sucedieron al período bélico
también lograron evitar el desarrollo de la sociedad civil
debido a que el foco de atención estaba puesto en el desarrollo
económico, al cual todos los sectores de la sociedad debían
su colaboración. El Estado y la sociedad civil eran cuestiones
fuera de discusión pues el concepto de modernización estaba
asociado a la “occidentalización” y al progreso de la economía,
que eran justamente los argumentos que legitimaban el régimen
de gobierno autoritario.
Luego del asesinato de Park Chun-hee, en 1979, y del
levantamiento de Kwangju diferentes sectores sociales, en
particular los estudiantes, comenzaron a abogar por el surgimiento
del pluralismo social, como elemento necesario para el crecimiento
de la sociedad coreana.
A principios de la década del ochenta, diversos sectores
de la sociedad civil estimularon e intensificaron las protestas
laborales, entre ellos, el movimiento minjung, movimiento del pueblo, compuesto por trabajadores
de cuello azul, campesinos, pobres urbanos, políticos anti-régimen
y estudiantes, tuvo un importante papel en el quiebre con
el sistema de gobierno autoritario y el inicio de la transición
democrática. Sus principales objetivos estaban orientados
a reformas sociales fundamentales que permitieran la apertura
del espacio público y la participación ciudadana. Pero a
pesar de sus demandas y reivindicaciones activas en pos
de alcanzar este espacio de desempeño e influencia autónomos,
el gobierno supo mantener el monopolio sobre el proceso
de toma de decisiones y conservar una autoridad total sobre
los temas de carácter público.
Este escenario comenzó a cambiar a partir del levantamiento
de junio de 1987 y el consecuente tránsito hacia la democratización
política que proveería el espacio organizacional para que
diferentes grupos de interés y movimientos sociales dinamizaran
la esfera de la sociedad civil coreana y lograran consolidar
un espacio de participación plural.
Democracia y activismo ciudadano
La nueva realidad política que emergió a partir del año
1987, no sólo se vio signada por la proliferación de nuevos
grupos civiles sino que también contempló la transformación
y recreación de algunos antiguos movimientos, orientada
a la búsqueda de una nueva identidad dentro del contexto
del proceso de democratización.
Los movimientos sociales, comenzaron a mostrar cambios
importantes en la década del 90, tales como moderación ideológica
y la consecuente des-radicalización, lo que hace que generalmente
se los identifique con la expresión “nuevos movimientos
sociales”. Dentro
de este último grupo se engloba tanto a los grupos de nueva
emergencia como a los antiguos movimientos populares que
se transformaron y adaptaron a la nueva realidad una vez
que el foco de la lucha dejó de posarse sobre el logro de
un gobierno democrático.
Estas nuevas entidades fueron conformadas principalmente
por trabajadores de cuello blanco, intelectuales, líderes
religiosos y profesionales, contrastando con los anteriores
integrados por obreros, campesinos y estudiantes. En términos
de objetivos, las diferencias recaen en que los nuevos grupos
enfatizaban las reformas institucionales graduales y la
corrección de las desigualdades, consecuencia del desarrollo
socioeconómico capitalista, a diferencia de sus predecesores,
quienes se orientaban al logro de reformas estructurales
y a la superación de las inequidades económicas y la represión
política.
En la visión de los viejos movimientos populares, la
rectificación de las desigualdades entre masa y elite era
un factor crucial para consolidar y profundizar la democracia
coreana. Al contrario, para los nuevos, la democracia se
consolida y profundiza con una participación activa de la
sociedad civil en la esfera pública.
Los
grupos estudiantiles, cuyo papel fue fundamental para la
transición democrática, atravesaron una etapa de crisis.
El Concejo Nacional de Estudiantes Universitarios se disolvió
oficialmente en marzo de 1993, y aunque fue sucedido por
una nueva organización, el segmento radical del estudiantado
no logró adecuarse a las nuevas “reglas” de la sociedad
civil, pues continuó con métodos de protesta violentos,
quedando así aislado de los principales movimientos civiles.
Los segmentos moderados lograron reconstruirse pero debido
a esta disparidad de posiciones no pudieron conformar un
organismo legítimo que los englobara y representara como
sector.
La
expansión de la democracia abrió un espacio socio-político
en el cual las organizaciones civiles pudieron emerger,
expandir sus capacidades organizacionales y extender el
rango de sus actividades a esferas públicas tales como temas
medioambientales, garantías civiles, anticorrupción, derechos
humanos y temas de género
[5]
.
Las
asociaciones y organizaciones ciudadanas, cuyo número trepó
hasta las 6,159
[6]
en el año 2000, demostraron ejercer una
gran influencia sobre la política institucional, logrando
la implementación de medidas indispensables para consolidar
el régimen, primero, y luego, para mejorar su calidad, gracias
a que sus demandas no se restringieron a temas específicos,
sino que se mantuvieron incluyentes y diversas. La sociedad
civil también contribuyó al desarrollo de la democracia,
entre otras cosas, practicando una democracia interna y
representando a los no-representados
[7]
.
La
formación de redes de movimientos sociales como, por ejemplo,
la “Alianza Ciudadana para las Elecciones Generales del
2000” constituida por aproximadamente
412 formaciones civiles, que realizó una campaña nacional
en rechazo de candidatos con antecedentes de corrupción,
restableció la soberanía de los ciudadanos en las elecciones
y condujo al fin del paradigma del gobierno tradicional,
en el cual la legislación y su cumplimiento eran prerrogativas
exclusivas de los partidos y los políticos, para suplantarlo
por uno que incorpora a la sociedad civil
[8]
.
Así,
reconocidas organizaciones, se convirtieron en fuerzas importantes
dentro del proceso político y en iniciadoras de políticas
públicas gracias al alto grado de virtud cívica que las condujo al logro y práctica de normas públicas
democráticas
[9]
.
En la última década, la expansión y desempeño de la sociedad
civil se vio favorecida por la masificación de las tecnologías
de información y comunicación que permiten la expansión
horizontal y descentralizada de las distintas organizaciones
civiles, garantizando la acción colectiva
de distintos grupos dispersos geográficamente, que ahora
se ve reforzada por las cadenas de correos y boletines semanales
electrónicos, facilitando la comunicación de los activistas
en el ciberespacio
[10]
.
Conclusión
A modo de conclusión cabe resaltar que la naturaleza
de la sociedad civil en el extremo este del continente asiático
posee diferencias culturales, institucionales e históricas
con respecto a la de “occidente”. Diferencias que principalmente
derivan de las divergencias entre conceptos europeos y confucianos.
La sociedad civil pre-moderna en la Corea tradicional está asociada
a organizaciones locales de auto-gobierno y actividades
voluntarias independientes del Estado, desempeñadas por
un grupo de letrados confucianos que a raíz de su formación
académica estaban habilitados para influenciar el proceso
de toma de decisiones.
Para que puedan florecer grupos que aboguen por la satisfacción
de necesidades sociales básicas, el Estado debe dejar un
espacio que posibilite una relación constructiva entre éste
y la sociedad, espacio que si bien existía en la
Corea tradicional desapareció al momento
que ésta perdió su calidad de estado soberano, y hubo que
esperar tanto al relajamiento de la política autoritaria
como al surgimiento de demandas masivas por democratización
para que aquella incipiente sociedad civil pudiera renacer
y alcanzar un grado considerable de influencia en los asuntos
públicos.
La sociedad civil actúo como elemento impulsor de la
transformación del regimen de gobierno autoritario y en
la actualidad no sólo goza de una existencia plenamente
activa sino que presenta demandas variadas enfocadas a ampliar
los canales de democracia participativa.
Bibliografía
Bavoleo, Bárbara. Sociedad civil en el proceso de
consolidación democrática. Corea 1995-2000. Ponencia
presentada en el II EECAL, 2 y 3 de octubre de 2005, El
Colegio de México, México D.F.
Cho, Hein, “The Historical Origin of Civil Society in
Korea”. Korea
Journal. Summer 1997.
Choi, Jang-jip, “Democratization, Civil Society, and
the Civil Social Movement in Korea:
The Significance of the Citizens´Alliance for the 2000 General
Elections”. Korea Journal. Autumn 2000.
Diamond, Larry y Shin, Doh-chull. Introduction: Institutional Reform and Democratic Consolidation in Korea,
en Diamond, Larry y Shin, Doh-chull (eds.). Institutional
Reform and Democratic Consolidation in Korea.
Hoover
Institution Press. California.
2000.
Diamond, Larry, Developing Democracy: Toward Consolidation,
Johns Hopkins University
Press, Baltimore,
1999. Cap. 3.
Gershman, Carl, “Democracy Promotion: The Relationship
of Political Parties and Civil Society”.
Democratization, Vol.11 No.3. June 2004.
Han, Sang-jin, “The Public Sphere and Democracy in Korea.
A Debate on Civil Society”. Korea Journal. Winter 1997.
Helgesen, Geir, Democracy and Authority in Korea,
The Cultural Dimensions in Korean Politics, Curzon Press,
1998.
Kim, Hyuk-rae, “Dilemmas in the Making of Civil Society
in Korean Political Reform”.
Journal of Contemporary Asia
34 No. 1. 2004.
Kim, Hyuk-rae, “Unraveling Civil Society in South Korea:
Old Discurses and New Visions”. Korea Observer Vol.33 No.4, Winter 2002.
Kim, Samuel. Korea’s Democratization. Cambridge University Press. Cambridge. 2003.
Kim, Sunhyuk, “Civic Mobilization for Democratic Reform”
en Diamond, L. y Shin, Doh-chull, Institutional
Reform and Democratic Consolidation in Korea. Hoover Institution Press. Stanford, California.
2000.
Kim, Sunhyuk, “Civil Society and Democratization” en
Armstrong, Charles (ed.),
Korean Society. Civil Society, democracy and the state.
Routledge. London. 2002.
Kim, Sunhyuk, “Civil Society in Democratizing Korea”
en Kim, Samuel (ed.), Korea´s
democratization. Cambridge
University Press. 2003.
Kim, Sunhyuk, “State and Civil Society in South Korea´s
Democratic Consolidation: Is the Battle
Really over?”. Asian
Survey Vol.37 No. 12. Dec. 1997.
Lim Hy-sop, “Historical Development of Civil Social Movements
in Korea:
Trajectories and Issues”.
Korea
Journal. Autumn 2000.
Pak, Mi-ok, Simindancheui
himun “sinrue”da (시민단체의 힘은 ‘신뢰’다). Joongbu Ilbo. Enero 2004. http://www.joongboo.com/includes/ViewArticle.asp?ArticleID=115033. (en coreano)
Seong, Kyung-ryung, “Civil Society and Democratic Consolidation in South Korea: Great Achievements and Remaining Problems”
en Diamond, L. y Kim, Byung-kook, Consolidating
democracy in South
Korea. Lynne Rienner
Publishers. 2000.
Sok, Hyok-je, Jeiukgang jongbuoa NGO. NGO jisang-iongsangdeahak.
2002. http://www.demos.or.kr/issue/lecture6.html. (en coreano)
Steinberg, David, “Civil Society and Human Rights in
Korea: on Contemporary and Classical Orthodoxy
and Ideology”. Korea Journal, Vol. 37, No. 3, 1997.